Hablar del Bosque de Chapultepec es hablar de la propia Ciudad de México. A lo largo de los siglos, este espacio ha sido escenario de poder, refugio natural, residencia imperial, cuartel militar y, finalmente, un espacio público que guarda la memoria y el pulso de la ciudad.En la época prehispánica, sus manantiales daban agua a Tenochtitlan y en el cerro los tlatoanis mexicas tenían jardines y espacios de descanso.
Con la llegada de los españoles, el lugar no perdió importancia: siguió abasteciendo de agua y se convirtió en un espacio para pasear y mostrar prestigio. A finales del siglo XVIII, el virrey Bernardo de Gálvez mandó construir una casona en la cima del cerro, lo que hoy conocemos como el Castillo de Chapultepec.Ya en la época independiente, el Castillo fue sede del Colegio Militar y escenario de la invasión estadounidense de 1847, con la famosa historia de los Niños Héroes. Después, Maximiliano y Carlota lo transformaron en su residencia imperial, remodelando el Castillo, llenándolo de lujos y abriendo el Paseo de la Emperatriz (hoy Paseo de la Reforma) para conectarlo con la ciudad. En el siglo XX, varios presidentes habitaron el Castillo hasta que Lázaro Cárdenas decretó que debía convertirse en patrimonio público.
Chapultepec fue creciendo en secciones: la Primera (con el Lago, el Castillo y los museos), la Segunda (más natural), la Tercera (boscosa y de conservación) y, en 2020, la Cuarta, con lo que alcanzó 866 hectáreas y se consolidó como el bosque urbano más grande de América Latina. Además de su valor histórico y cultural, Chapultepec es vital para la Ciudad de México: ayuda a limpiar el aire, regula la temperatura, permite la recarga de agua y da refugio a muchas especies. Más que un parque, es el corazón verde de la CDMX y un reflejo de cómo la ciudad se ha ido transformando con el tiempo.
Tutores: Pablo Kobayashi, Lucía Aumann Aso e Izet Baeza. // Alumnas: Citlali Basilio, Andrea Carrión, Mariana Castillo, Ginna Castro, Karla Cervantes, Lorenza Grajales, Sofía Meszaros, María Pena, Aranza Plata, Naia Ramirez, Karla Rivera, Xiadani Rosas. Demostrador de técnicas textiles Exploración de procesos textiles a partir de ejercicios de escalabilidad geométrica, indagando en las lógicas de crecimiento que estos métodos permiten. La pieza se desarrolla en distintos niveles bajo un proceso que emerge de manera no controlada, privilegiando la observación de lo que surge en lugar de imponer un resultado. Los materiales empleados provienen de telas donadas y de desperdicio textil.
Ver semblanzaEste taller funciona como un laboratorio enfocado en el diseño entendido como investigación. Nace como iniciativa de la directora Andrea César, quien conformó un grupo con diversas aproximaciones disciplinares, pedagógicas y técnicas, abierto a descubrir lo que emergería de esa mezcla. Siguiendo la línea práctica y pedagógica de Pablo Kobayashi y Lucía Aumann, las estudiantes aprenden a soltar imposiciones y preconcepciones para abrirse a un proceso guiado por la curiosidad: descubrir en lugar de buscar, encontrar en lugar de imponer. A ello se suman los conocimientos técnicos de Izet Baeza, quien introduce la experimentación con técnicas textiles. El ejercicio propone dejar atrás las ideas preconcebidas sobre ciertos temas o disciplinas, para reconocer que las líneas divisorias entre modos y formas de operar son, en realidad, transiciones.
Ocultar semblanzaExploradores de Fauna Urbana (EFU) es una pieza conformada por un conjunto de visores metálicos diseñados para acercarse, conocer y aprender de entornos naturales específicos. Los visores están fabricados en lámina metálica lisa y sostenidos por una pieza de solera curvada, la cual está unida a un balero que permite giros de 360°. Cada visor se monta sobre un poste de tubo negro, soldado a una base circular de 4.00 m de diámetro. El acabado de la pieza se realizó con pintura electrostática, garantizando mayor durabilidad en exteriores.
Ver semblanzaMACIA es un estudio dedicado a crear espacios de juego y experiencias de aprendizaje únicas que fortalecen el desarrollo integral de las infancias, al mismo tiempo que amplifican el impacto positivo de agentes de innovación social. El estudio es liderado por Leticia Lozano, quien durante más de doce años ha colaborado con fundaciones, marcas con propósito y municipios en el desarrollo de proyectos que colocan a las infancias en el centro de la vida urbana. Por su parte, Mariana Stoner García es cineasta mexicana y madre en etapa de crianza de dos niños pequeños en Vancouver. Su búsqueda es que sus hijos aprendan sobre su entorno y crezcan como ciudadanos comprometidos y respetuosos.
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